El chantaje al novio de mi hermana

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 27 octubre, 2023

Mi hermana Laura y yo siempre hemos sido muy cercanas. No tenemos más hermanos, así que nos hemos criado juntas, como compañeras de juegos. Yo soy un par de años mayor que ella, y eso siempre me ha dado ventaja, no voy a mentir. Aunque también soy la que se ha llevado más broncas de mis padres, por ser la primera siempre en hacer las cosas, creo que me ha valido la pena. No niego que, en ocasiones, haya sentido celos de mi hermanita, sobre todo por la manera en la que mis padres la trataban. Es claramente su favorita, por ser además más estudiosa, sumisa y complaciente que yo. Supongo que es el precio a pagar por la libertad de la rebeldía, de hacer lo que uno quiere de verdad, y no lo que le imponen siempre. Hemos tenido muchas discusiones a ese respecto, pero al final, el amor de hermanas siempre se imponía.

Cuando empecé a salir con chicos, mis padres estuvieron aún más encima de mí. No les gustaba que coqueteara con mis compañeros de clase, pero tampoco sabían que ellos eran el último de sus problemas. Mis aventuras con chicos mayores, incluso con adultos ya casados, me dieron muchísima experiencia en su momento. Antes de cumplir los 18 yo ya tenía conocía todos los secretos del placer, y desde aquel momento no paré de experimentar con todo tipo de hombres, y también mujeres. Mi hermanita, para variar, era un poco más sosa en ese aspecto, y no se le conoció novio formal hasta cumplir los 19 años. Para ese momento yo ya estaba en la universidad, disfrutando de los placeres de la libertad de vivir fuera de casa. Cuando visitaba a mis padres charlaba mucho con ella, le preguntaba por sus relaciones, pero solía ser muy callada en ese sentido. No me daba demasiados detalles, y tampoco quería escuchar mis aventuras. Por supuesto, no le dije nada cuando empecé a trabajar en un local como escort profesional, ya que habría puesto el grito en el cielo. Lo curioso es que aquel trabajo me permitió realizar una de esas fantasías que tenía en mente desde hacía mucho tiempo.

Yo tuve a mi propio sugar daddy

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 1 septiembre, 2022

Últimamente estoy bastante tiempo en redes sociales. Es algo que no me gusta demasiado, la verdad, porque me quita de hacer otras cosas que considero más interesantes. Pero tampoco puedes ser productiva el cien por cien de tu tiempo, y al final tampoco pasa nada por quedarte un rato echando un vistazo a lo que postea este o aquel. Me gusta mucho ver vídeos de comedia y parodia, para reírme un rato. También encontrar algunas tendencias interesantes en moda y maquillaje, ya que hay muchas chicas que se dedican a ello en Tik Tok o Instagram. De hecho, más de una vez he pensado hacer yo lo mismo, aunque considero que estar todos los días grabando este tipo de vídeos puede resultar demasiado. Además, no me veo con el descaro que tienen esas chicas, medio desnudas y bailando, con frases provocativas y totalmente explícitas. No es que no pueda ser así, pero prefiero dejarlo para la intimidad.

En mi viaje a través de bailes absurdos y trucos para la vida diaria me he topado con una tendencia que parece estar arrasando entre las jóvenes de medio mundo: la búsqueda de un sugar daddy. Se llama así a los hombres maduros y adinerados que ofrecen regalos y todo tipo de atenciones a las muchachas jóvenes que deciden salir con ellos. No es una relación simplemente amorosa, es algo mucho más pragmático. El tipo sabe que la chica está con él por su dinero, y él quiere tenerla por su cuerpo y por su pasión sexual. Yo, que nunca he sido de juzgar porque tampoco me gusta que lo hagan conmigo, lo veo estupendamente. Si el trato es justo para ambos, y las dos partes consiguen lo que necesitan, ¿qué problema ahí? ¿De verdad todavía se sigue pensando que todas las parejas que están juntas viven completamente enamoradas al cien por cien? Yo tengo muy claras las razones por las que saldría con una persona, pero no critico a quien lo hace por otros motivos diferentes. De hecho, yo también tuve una aventura con un sugar daddy, hace unos años, antes de que todo esto se convirtiera en una moda.

Cómo una prostituta salvó mi matrimonio

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 23 febrero, 2022

A veces la vida te sorprende en los momentos más inesperados. Piensas que es imposible que pase algo, pero ocurre, y todo tu mundo cambia. Yo debería estar ya adaptada a ese tipo de terremotos emocionales, porque no llevo precisamente una vida sencilla, pero a veces es casi imposible hacerse a cambios tan grandes. Y no me refiero a cambiar de ciudad o de trabajo, sino a sentir cómo cambia la manera en la que entiendes el deseo, el placer, el sexo. Para mí, esto es tremendamente importante porque considero que disfrutar del sexo es primordial para mi vida y mis relaciones. Por eso, cuando ocurre algo que cambia mi paradigma, debo pararme a pensar en todo  lo que está pasando y asegurarme de que por buen camino. Yo jamás habría imaginado que una prostituta fuera capaz de salvar mi matrimonio, pero hoy por hoy debo reconocer, sin vergüenza alguna, que así fue.

No tengo nada en contra de las escorts, ni mucho menos. Me parecen muy valientes a la hora de entregarse en algo tan personal como el sexo, y hacerlo como forma de vida. Yo no tengo ese poder, desde luego, al menos para hacerlo de forma recurrente, pero admiro a quien sí lo consigue. Y además, he visto a más de una chica joven y sensual que desde luego podría tener todo el dinero que quisiera si se convirtiera en escort. Pero supongo que todavía hay mucho tabú con este tipo de negocios, y al final una también los sufre. Yo misma he mirado con desconfianza a alguna de esas trabajadoras sexuales cuando nos hemos cruzado con ellas por la calle, a altas horas de la madrugada. Se quedaban mirando a mi marido, aunque no le decían nada, porque sabían que estaba conmigo. Y yo me tranquilizaba pensando que él ya tenía en mí tolo que podría desear en una amante… pero el tiempo me demostró que no era así. La vida da muchas vueltas, y a veces damos por sentadas cosas que en realidad no están ni mucho menos seguras. Esta es mi experiencia, la auténtica, de cómo una escort nos salvó a mi marido a mí de la rutina.

Ofrecí sexo por dinero ¿me convierte eso en una puta?

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 10 septiembre, 2021

Siempre me he sentido orgullosa de mi forma de ser, abierta y liberal en lo que al sexo se refiere. Soy una mujer con las ideas muy claras, a la que le encanta disfrutar del placer en su cuerpo, entregarme con quien me apetece y no tener que dar explicaciones a nadie. Cada cual es dueño de su propia voluntad y la utiliza como mejor le conviene. Por eso yo siempre he estado abierta a todo tipo de aventuras sexuales, aunque incluso para mí había ciertos límites. Por ejemplo, el tema de ofrecer mi cuerpo por dinero siempre me provocaba cierto rechazo. Las mujeres que lo hacían me parecían valientes, siempre y cuando lo hicieran por su propia voluntad, claro está. Pero yo jamás me había planteado algo así, hasta que el destino me puso en esta tesitura…

Decía un famoso filósofo, de cuyo nombre ahora mismo no me acuerdo, que yo no soy solo yo, sino yo y mis circunstancias. Y yo no podría estar más de acuerdo con esa frase, porque el entorno, lo que nos ocurre, puede cambiarnos por completo y lanzarnos a hacer cosas que tal vez no habíamos planeado. Para mí, el sexo era algo natural y no tenía ningún tabú a la hora de implicarme en el placer con cualquier chico que me gustase. Salía por las noches y si se daba la ocasión, acababa sudando en la cama, en compañía de un tipo al que acababa de conocer. A veces salía bien, otras no tanto, pero yo siempre me consideré una chica liberada, no una puta, como a veces me llamaban algunos de ellos cuando les decía que no me interesaban. Esa palabra, de hecho, me sonaba bastante fea. Creo que es un insulto muy machista, sobre todo cuando no te dedicas a dar ese tipo de servicios, pero se te considera como tal solo por vivir tu sexualidad como ellos viven la suya. Hasta que tuve la experiencia que cambió mi percepción para siempre.

El sexo en la playa no es tan morboso como dicen

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 16 julio, 2021

¡Me encanta le verano! Lo paso fatal durante los meses de invierno, con toda la lluvia y el frío, anocheciendo tan pronto y sin poder salir muchas veces… En cuanto llega el buen tiempo, aunque todavía no sea verano del todo, yo me animo ya a sacar mis prendas más sexys del armario y voy con ellas por la calle, luciendo curvas y piel sedosa. Gracias a mi constancia en el gimnasio y a un físico bendecido para mantenerse en forma fácilmente, no necesito hacer la típica dieta antes de este periodo. En cuanto llega el calor, yo saco los bikinis y me lanzo a la playa para disfrutar del sol y del mar, porque es un ambiente que me encanta. Me relaja muchísimo tenderme en la toalla, a veces completamente desnuda, como en las calas naturistas, y dejar que la brise me envuelva.

La playa es un sitio muy especial para mí porque me transmite mucha paz y serenidad. Y no negaré que en más de una ocasión, también ha sido el lugar escogido para tener un encuentro caliente. Simplemente porque surgía la oportunidad, y ese tipo de ocasiones hay que aprovecharlas siempre. Cuando era más joven y veía aquellas películas donde los amantes se revolcaban por la arena, con la pasión a flor de piel y disfrutando del sexo entre las olas, pensaba que no podía haber nada más excitante y romántico. Pero luego una crece y esas expectativas suelen desinflarse cuando prueba el auténtico sexo en la playa, que no es ni mucho menos como el de las películas. No es que descarte por completo echar un buen polvo en la arena, pero según mi experiencia, no es el mejor sitio donde tener este tipo de aventuras, y ahora te contaré porqué…

Fantasías de un cornudo

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 8 marzo, 2021

Siempre se dice eso de que sobre gustos no hay nada escrito, y es una verdad como un templo. Cada cual tiene sus preferencias en la música, en el cine, en la gastronomía e incluso en el sexo. Hay hombres a los que les ponen muchísimo las morenas, pero no tanto las rubias, y mujeres que están obsesionadas con  los calvos, mientras que a otras les producen bastante rechazo. Y es algo positivo, porque si a todos nos gustara lo mismo, el mundo sería un completo aburrimiento. Por eso los gustos de cada cual, sus apetencias y sus preferencias, hacen que las relaciones sean mucho más excitantes y divertidas, imprevisibles y alocadas. Como cuando te echas novio y te reconoce, sin ningún problema, que le encanta verte con otros hombres porque le excita muchísimo ser un auténtico cornudo.

Eso es lo que me ha pasado a mí con mi chico, Javi, que no tuvo reparos en comentármelo al poco tiempo de empezar a salir. Nunca había estado con un chico al que le gustase ser cornudo y, de hecho, lo habitual para mí era encontrarme con hombres totalmente opuestos, muy celosos con la idea de que yo pudiera estar con otros. Pero esta nueva faceta me llamó mucho la atención, y como chica de mente abierta que soy, quise ponerme a prueba a la vez que corroboraba lo que mi novio me aseguraba. Jamás pensé tener una experiencia como esta, pero lo cierto es que ha sido una forma interesante de abrirme la mente y poder alcanzar un conocimiento mucho mayor sobre mí misma, mi sexualidad, y sobre todo, la forma en la que la entendemos dentro de esta sociedad, por suerte cada vez más abierta a otras fórmulas que no son la monogamia.

Mi primer squirting con un cliente, una experiencia inolvidable

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 26 octubre, 2020

Como trabajadora sexual que soy, pensaba que ya lo sabía todo del sexo, que había probado todas las posturas y que me sabía todos los trucos. Me equivocaba. La semana pasada me registré en el foro sexomercadospain, me presenté y subí un par de fotos mías de lo más sensuales para ver que sucedía. Ese mismo día recibí un par de mensajes privados de posibles clientes que querían verme.

Me puse de acuerdo con uno de ellos para quedar esa misma noche. Como en cualquier otra cita me di una ducha, me arreglé y me puse uno de mis mejores vestidos. El cliente llegó puntual a la cita. Era un chico joven, alto y muy atractivo. Llevaba una cresta en el pelo que le quedaba verdaderamente bien y sus ojos penetrantes llamaban ostensiblemente la atención.

Nada más llegar le pedí que se diera una ducha, pues es algo que hago con todos mis clientes. Cuando salió de la ducha, totalmente desnudo y con las gotas de agua descendiendo por su torso, enseguida supe que disfrutaría con ese polvo.

Pillados en la piscina: relato de una noche de sexo en grupo muy salvaje

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 2 julio, 2020

Dicen que la Universidad es probablemente el mejor periodo en la vida de una persona, puesto que es cierto que uno ya se ha hecho adulto y tiene más responsabilidades, pero la vida todavía no le ha machacado con las presiones del trabajo y la familia. Solo tienes que estar pendiente de las notas, del estudio, y tampoco es que tengas que matarte, porque al final cada carrera es un mundo y te lo puedes tomar con mucha más tranquilidad. De hecho, esos años de juventud son los que más se tienen que disfrutar, o así al menos lo entiendo yo. Mi experiencia en aquella época me dice que hay que saber pasarlo en grande y no estar solo pendiente de los estudios y la Universidad. Que hay que aprender también a salir y disfrutar, antes de que sea demasiado tarde.

Yo he conocido a mucha gente en la Universidad, y algunos de ellos son mis mejores amigos a día de hoy, chicos y chicas con los que tuve mucha complicidad en aquella época, con los que viví los agobios de los exámenes, la crueldad de los suspensos y la alegría de las buenas notas. Con ellos he vivido  un millón de aventuras, pero hubo una especialmente memorable, la que tuvo lugar durante nuestro segundo año en la facultad, cuando decidimos irnos de viaje todos juntos a pasar el finde en un hotel rural de la sierra, y pasó lo que tenía que pasar cuando hay un grupo de chicos y chicas jóvenes y atractivos que quieren experimentar cosas nuevas. Aquella experiencia nos marcó, y hoy quiero hablar de ella, para no guardármela para mí sola.

Ropa interior usada, hablemos de este fetiche

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 28 abril, 2020

Todos tenemos nuestras pequeñas fantasías, manías especiales que tienen que ver con cosas que nos gustan, que nos atraen, que desatan en nosotros ese punto morboso y vicioso. A cada cual le pone algo distinto, porque hay quien prefiere a las rubias y otros que son más de morenas, hay chicas que se mueren por los hombres con melena y las que eligen antes a los que ya tienen poco o nada de pelo. Lo cierto es que sobre los gustos no hay nada escrito, y por ello al final cada cual tiene su propia manera de entender el vicio, la sensualidad y el morbo. Algunos desarrollan fetiches especiales que, sin razón aparente, les ponen muy cachondos. En psicología esto se estudia como parafilias y se convierten en algo realmente especial y digno de estudio.

Y es que hay un montón de parafilias que van mucho más allá de lo que entenderíamos hoy por hoy como normal, si es que esa palabra puede utilizarse ya en su contexto. Porque lo normal dependerá de a quién le preguntes, y de los gustos de cada cual. Existen montones de parafilias curiosas, pero nosotros hoy vamos a centrarnos en una que en realidad sí que es bastante habitual, un fetiche que tienen sobre todos los hombres, pero que también se encuentra en muchas mujeres. Es también curioso comprobar cómo el machismo también está presente en estos fetiches, puesto que los hombres parecen poder tener muchos y hablar de ellos sin problema, mientras que las mujeres lo deben llevar en silencio, como si fuera algo malo. Estamos hablando de tener ropa interior usada de otras personas como fetiche erótico.

Sexo en una boda, algo más común de lo que parece

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 10 febrero, 2020

Aunque a muchas nos cueste creerlo, todavía hay gente que tiene ilusión por casarse y celebrar una boda por todo lo alto. La fiesta, que cuesta una fortuna, tal vez sea la única parte más o menos divertida del matrimonio. ¿De verdad alguien quiere pasar el resto de su vida con la misma persona? Hay cosas que yo no entiendo muy bien, pero parece que todavía hoy son muchas las personas que quieren atarse a otras para siempre… hasta que uno de los dos cae, como es lógico, en los brazos de otra persona, y todo ese amor se termina. Yo soy mucho más pragmática y no quiero compromisos con nadie, aunque no le hago ascos a conocer a gente nueva, porque nunca sabes cuando vas a encontrar a ese chico que te haga llegar al cielo, y no precisamente con  un anillo…

Y es que las bodas también pueden ser un lugar perfecto para encontrar a alguien que nos haga vibrar en la cama, o en cualquier otro sitio donde decidamos dar rienda suelta a la pasión. Se habla mucho de cómo las bodas acaban haciendo nuevas parejas, o al menos, de como los solteros van a ellas en busca de un polvo rápido, sabiendo que hay otros muchos solteros dispuestos a darlo todo esa noche. Yo, que siempre he presumido de ser muy liberal y tener la menta abierta en el tema sexual, me había aburrido como una ostra en todas las bodas y no encontraba sentido a esa leyenda urbana de que hay mucha tensión sexual en ellas… Hasta aquél día en el que un chico muy alto y apasionado me hizo cambiar de opinión.