Categoría: Mundo Liberal

Cómo una prostituta salvó mi matrimonio

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 23 febrero, 2022

A veces la vida te sorprende en los momentos más inesperados. Piensas que es imposible que pase algo, pero ocurre, y todo tu mundo cambia. Yo debería estar ya adaptada a ese tipo de terremotos emocionales, porque no llevo precisamente una vida sencilla, pero a veces es casi imposible hacerse a cambios tan grandes. Y no me refiero a cambiar de ciudad o de trabajo, sino a sentir cómo cambia la manera en la que entiendes el deseo, el placer, el sexo. Para mí, esto es tremendamente importante porque considero que disfrutar del sexo es primordial para mi vida y mis relaciones. Por eso, cuando ocurre algo que cambia mi paradigma, debo pararme a pensar en todo  lo que está pasando y asegurarme de que por buen camino. Yo jamás habría imaginado que una prostituta fuera capaz de salvar mi matrimonio, pero hoy por hoy debo reconocer, sin vergüenza alguna, que así fue.

No tengo nada en contra de las escorts, ni mucho menos. Me parecen muy valientes a la hora de entregarse en algo tan personal como el sexo, y hacerlo como forma de vida. Yo no tengo ese poder, desde luego, al menos para hacerlo de forma recurrente, pero admiro a quien sí lo consigue. Y además, he visto a más de una chica joven y sensual que desde luego podría tener todo el dinero que quisiera si se convirtiera en escort. Pero supongo que todavía hay mucho tabú con este tipo de negocios, y al final una también los sufre. Yo misma he mirado con desconfianza a alguna de esas trabajadoras sexuales cuando nos hemos cruzado con ellas por la calle, a altas horas de la madrugada. Se quedaban mirando a mi marido, aunque no le decían nada, porque sabían que estaba conmigo. Y yo me tranquilizaba pensando que él ya tenía en mí tolo que podría desear en una amante… pero el tiempo me demostró que no era así. La vida da muchas vueltas, y a veces damos por sentadas cosas que en realidad no están ni mucho menos seguras. Esta es mi experiencia, la auténtica, de cómo una escort nos salvó a mi marido a mí de la rutina.

Fantasías de un cornudo

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 8 marzo, 2021

Siempre se dice eso de que sobre gustos no hay nada escrito, y es una verdad como un templo. Cada cual tiene sus preferencias en la música, en el cine, en la gastronomía e incluso en el sexo. Hay hombres a los que les ponen muchísimo las morenas, pero no tanto las rubias, y mujeres que están obsesionadas con  los calvos, mientras que a otras les producen bastante rechazo. Y es algo positivo, porque si a todos nos gustara lo mismo, el mundo sería un completo aburrimiento. Por eso los gustos de cada cual, sus apetencias y sus preferencias, hacen que las relaciones sean mucho más excitantes y divertidas, imprevisibles y alocadas. Como cuando te echas novio y te reconoce, sin ningún problema, que le encanta verte con otros hombres porque le excita muchísimo ser un auténtico cornudo.

Eso es lo que me ha pasado a mí con mi chico, Javi, que no tuvo reparos en comentármelo al poco tiempo de empezar a salir. Nunca había estado con un chico al que le gustase ser cornudo y, de hecho, lo habitual para mí era encontrarme con hombres totalmente opuestos, muy celosos con la idea de que yo pudiera estar con otros. Pero esta nueva faceta me llamó mucho la atención, y como chica de mente abierta que soy, quise ponerme a prueba a la vez que corroboraba lo que mi novio me aseguraba. Jamás pensé tener una experiencia como esta, pero lo cierto es que ha sido una forma interesante de abrirme la mente y poder alcanzar un conocimiento mucho mayor sobre mí misma, mi sexualidad, y sobre todo, la forma en la que la entendemos dentro de esta sociedad, por suerte cada vez más abierta a otras fórmulas que no son la monogamia.

Fiestas del sexo: así son los eventos que organizo junto a mi chico

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 16 junio, 2019

Desde que salgo con mi chico he conocido un mundo nuevo en lo que al placer se refiere.

Lo reconozco, antes de conocerle yo era un poco mojigata. No es que fuera virgen ni nada de eso, pero tenía una visión del sexo bastante limitada. Gracias a él he podido ampliarla muchísimo y ahora puede presumir de tener muchas experiencias inolvidables que además hemos compartido juntos. La alumna ha superado al maestro, y hace un año más o menos yo ya me sentía preparada para dar el paso e ir más allá. Así que le propuse a mi chico celebrar fiestas del sexo.

Lo cierto es que visto desde fuera puede parecer algo demasiado loco o salvaje, pero cuando participas en una de ellas descubres que es mucho más natural de lo que imaginaste, y sobre todo, que hay maneras de disfrutar de la pasión que van mucho más allá de lo que habías logrado probar hasta ese momento. Pero hay que ser valiente y dar el paso. Entiendo que no sea lo mismo para todos, y es que todas tampoco tienen el novio que yo tengo, y que siempre está dispuesto a complacerme en todo lo que le pido. Y si le digo que quiero hacer fiestas sexuales, él no me pone ninguna pega.

Había una vez una guarrilla ninfómana con la que recorrí un par de locales de intercambio

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 23 noviembre, 2018

Las relaciones abiertas están cada vez más de moda, y es que mucha gente se ha dado cuenta de que eso de estar siempre con la misma persona puede ser tremendamente aburrido y de hecho, casi nunca acaba bien. No hace falta que sea una relación cien por cien sería. Tal vez simplemente son dos amigos que se gustan y se divierten juntos, como Amaia y Carlos, de Madrid. Es él quien nos cuenta la historia del mes más cachondo de su vida, compartiendo con su follamiga una experiencia brutal en un club swinger de la capital.

Amaia y yo llevábamos casi un año viéndonos de vez en cuando. No éramos pareja ni nada de eso, de hecho yo también había estado con otras chicas en ese tiempo, pero ella tenía algo especial. Era como mi mejor follamiga, la chica con la que siempre podía contar para cualquier cosa. No era solo sexo, que también, sino esa complicidad que había entre los dos. Nos entendíamos de maravilla, en la cama y fuera de ella, y disfrutábamos mucho juntos. Tanto que incluso se nos ocurrió aprovechar para expandir un poco más toda esa pasión que llevábamos dentro.

Somos dos chicos jóvenes y atractivos. No tenemos muchos problemas en encontrar a gente con la que disfrutar de un buen rato de placer, pero siempre nos ha puesto mucho eso del intercambio de parejas. Hasta ahora, yo no había salido con ninguna chica que estuviera dispuesta a pasar por esa situación. Sin embargo, como no salía con Amaia, y ella sí que era muy cachonda y viciosa, se lo propuse. Estaba encantada e ilusionada, y quedamos en ir durante todo un mes completo a probar las diferentes experiencias de un club de este tipo.

Relato de una pareja liberal que logró seducir a la esposa del vecino

Redactado por: Carolina
Fecha de publicación: 23 noviembre, 2018

Para prestarnos un poco de sal, para enterarnos de los chismorreos del barrio, para ayudar con las compras… Los vecinos siempre están ahí, como “amigos por obligación” para muchos, aunque es cierto que esa cercanía geográfica a otras personas ha dado lugar a algunas de las mejores amistades… e incluso algo más. Así le ocurrió a José y Silvia, de Alicante, cuando pusieron el ojo sobre su excitante vecinita nueva.

Cuando llegó aquel matrimonio al barrio nos fijamos en lo jóvenes que eran. No tenían niños, y ella no debía tener más de 27 o 29 años. Rubia, de pelo rizado y con un cuerpo  muy exuberante, llamaba la atención de todos porque además no dudaba en llevar ropa provocativa. La mayoría del barrio la miraba con recelo, pero a Silvia y a mí nos ponía muchísimo. Ya teníamos experiencia en tríos, en incluir a otra persona en nuestra relación, pero nunca se nos había pasado por la cabeza que fuera nuestra vecina, hasta que Carmen llegó a vivir al barrio.

Más allá de los típicos saludos y conversaciones triviales tampoco tratamos demasiado con ella. Sabíamos que trabajaba en casa y que su marido era un importante hombre de negocios que viajaba bastante. Y no tardamos en idear el plan perfecto para seducirla. La vimos despedirse de su marido en la puerta de casa, ya que el iba a salir de viaje por trabajo y estaría unos días fuera. Eso la dejaba a ella sola, y a nosotros con todas las opciones del mundo para llevarla a nuestro terreno. Debíamos ser cautos, eso sí, para que no se asustara al menos al principio.