Sexo en el trabajo, aquí os traigo una experiencia sexual increíble ¡con mi propia jefa!

Sexo en el trabajo, aquí os traigo una experiencia sexual increíble ¡con mi propia jefa!

Por CAROLINA

A veces cambiar de trabajo puede ser un verdadero suplicio, y en otras ocasiones es una oportunidad para cambiar de aires y probar cosas nuevas.

Yo comencé a trabajar en la empresa en la que estoy como secretaria hace unos meses, y estaba muy nerviosa sobre lo que iba a encontrarme. En mi anterior trabajo la cosa no fue excesivamente bien y no quería repetir una mala experiencia. Sin embargo, en esta nueva empresa todos parecían muy majos y lo cierto es que me sentí como en casa desde el primer momento, gracias a su amabilidad.

Los jefes, como suele pasar, son figuras temidas por todos, porque al final muchos trabajos dependen de ellos, y hay que llevarse lo mejor posible. En este caso, a mí me toco por jefa una mujer de mediana edad llamada Cristina, que se mantenía bastante bien. Se notaba que hacía deporte y seguramente se habría retocado algo en el cuerpo, porque lo cierto es que podía competir de tú a tú con las chicas más jóvenes, como yo. Desde el primer momento ella se mostró muy amable conmigo y siempre estaba pendiente de mí, para que estuviera cómoda y a gusto en el trabajo. Luego supe que quería algo más…

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Desde que empecé en la oficina notaba sus morbosas miradas

Ya al entrar en la oficina me di cuenta de que ella era bastante más amable que mi antiguo jefe. Era la primera vez que tenía por jefa a una mujer y la verdad es que no sabía que pensar, porque en general solemos ser mejores mandando, pero también  hay cierto pique entre nosotros. Con Cristina, sin embargo, todo fue como la seda desde el primer momento. De hecho, empecé a notar que me trataba de un modo muy especial, y que me lanzaba miradas muy lascivas, cuando pensaba que no me daba cuenta. Trate de pillarla haciendo lo mismo con alguna de las otras chicas de la oficina, pero sin duda su trato con ellas era algo más frío que conmigo. Eso me dio pie a pensar que tal vez podía sacar algo más que una palmadita en la espalda de nuestra relación.

Así fue nuestro encuentro

Como solía pasar algunos días, me quedé de las últimas en la oficina, casi cerrando, porque tenía que terminar mucha tarea pendiente que Cristina me había pedido ese mismo día. Cuando pensaba que ya no había nadie en la oficina y que podría marcharme en unos minutos, mi jefa apareció en mi despacho y me preguntó que cómo lo llevaba. Yo le respondí que ya casi había terminado y ella me dijo que era una chica muy aplicada, además de preciosa… Ahí lo vi claro y me abalancé sobre ella para comerle la boca y manosearla por completo. Mientras me desnudaba, ella me confesó que lo del trabajo extra había sido una excusa para poder quedarse a solas en la oficina conmigo. Estaba deseando disfrutar de mi cuerpo allí mismo… así que nos dejamos llevar.

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En la cama ¡soy yo la que manda!

Lo hicimos en la misma oficina y fue como una auténtica fantasía hecha realidad. Lo cierto es que ella trató de tomar las riendas desde el primer momento, pero yo no iba a dejarme amilanar tan fácilmente, aunque ella fuese mi jefa. Me gustaba llevar yo el control de la situación y poder elegir cómo disfrutar en cada momento, así que se lo demostré. Al principio trató de forcejear conmigo, pero luego entendió que no iba a vencerme, así que me besó y se dejó llevar. Le hice de todo y lo pasamos en grande desatando nuestra lujuria más prohibida. Sabíamos que aquello no estaba bien, pero eso solo añadía más morbo a la situación.

Nuestra relación desde entonces

Cuando nos despedimos, yo sabía que la situación cambiaría desde entonces entre nosotras, porque aquello no había sido un polvo cualquiera, sino una experiencia realmente liberadora entre ambas. Al día siguiente nos volvimos a ver en la oficina, y ella trató de mantener las distancias, como siempre. Pasaron pocos días hasta que nos encontramos de nuevo, en un descanso, y volvimos a besarnos apasionadamente. Lo demás lo dejamos para cuando no estamos en la oficina, porque es demasiado arriesgado. Ahora mismo nos estamos viendo de vez en cuando, sin ataduras, pero siempre sabiendo disfrutar muchísimo la una de la otra. Y puedo asegurar que Cristina no es solo una de las mejores jefas que he tenido, sino también una de las mejores amantes.

Opinión personal: ¿vale la pena tener un encuentro con tu superior?

Desde mi punto de vista, creo que sí que vale la pena arriesgarse. Es cierto que yo tenía bastante ventaja porque sabía que mi jefa estaba deseando disfrutarme en la cama, y por eso también es muy importante tener en cuenta toda la situación, el contexto y las circunstancias. Está claro que cualquier intento que no acabe bien puede crearnos muchos problemas, desde un despido hasta una denuncia por acoso incluso. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones estas cosas no llegan tan lejos y simplemente suceden, así que no hay que darles más vueltas, aunque tampoco hay que utilizarlo para trepar en la empresa, solo con ese cometido, porque entonces podemos acabar igualmente malparados.